Gender justice, Safety and wellbeing
Gender justice
Desarrollando nuevas ideas sobre la masculinidad en América Latina [capítulo especial]
Nota del editor: Esta publicación también está disponible en inglés.
Alrededor del mundo, millones de niños crecen creyendo que ser un hombre significa ejercer poder sobre las mujeres. Esta idea se encuentra normalizada en sus hogares, escuelas y comunidades, con nefastas consecuencias para ellos mismos, y para las niñas y las mujeres con las que conviven todos los días.
Las masculinidades patriarcales—expresiones que promueven la autoridad y el poder de los hombres sobre las mujeres—alimentan la violencia de género en todo el mundo. Combatir esta crisis global y las desigualdades de género a través de servicios y programas centrados y dirigidos por niñas es esencial. Sin embargo, estos esfuerzos deben complementarse con iniciativas específicas para que los niños y los jóvenes desafíen estas masculinidades dañinas y promuevan actitudes y comportamientos de género más saludables y equitativos.
Como socio de organizaciones comunitarias y de base que trabajan con niñas, niños y jóvenes en todo el mundo, el Fondo Global para la Niñez (GFC, por sus siglas en inglés) se encuentra en una posición única para apoyar, desarrollar y aprender de las respuestas locales a la violencia de género, incluidas aquellas que promueven masculinidades sanas.
En este capítulo especial, GFC proporciona una visión general de las masculinidades patriarcales y explica por qué las organizaciones locales son actores clave para abordar este problema. También, destacamos enfoques locales efectivos para cambiar las actitudes de género a partir del trabajo con niños y jóvenes, basándonos en el trabajo de nuestros socios en América Latina. Finalmente, examinamos cómo GFC apoya a sus socios locales para fortalecer y expandir sus esfuerzos e iniciativas.
Haga clic en los enlaces a continuación para acceder a los diferentes capítulos de nuestro informe:
- Contexto: aprenda más sobre las masculinidades patriarcales y la necesidad de respuestas locales
- Respuestas comunitarias: conozca ejemplos de estrategias y programas locales que buscan cambiar las actitudes de género de los niños y los jóvenes
- Nuestro rol: descubra cómo GFC ayuda a las organizaciones locales a fortalecer su capacidad para generar cambios
- Mirando hacia el futuro: conozca lo que sigue en la lucha global de GFC contra la violencia de género
[image_large][image_caption caption=”Un mural realizado por el personal del Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM) en Cancún, México.” float=””][/image_caption][/image_large]
Contexto
LAS MASCULINIDADES PATRIARCALES Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO ESTÁN ESTRECHAMENTE VINCULADAS
La Organización de las Naciones Unidas ha señalado la conexión entre las masculinidades patriarcales y la violencia en su Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, afirmando que la violencia contra las mujeres y las niñas es “una manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la dominación de la mujer y a la discriminación en su contra por parte del hombre”.
Siendo una de las violaciones de derechos humanos más extendidas en el mundo, la violencia de género afecta profundamente a mujeres y niñas, atravesando fronteras sociales, económicas y geográficas. Esta violencia tiene muchas formas: desde la trata de personas (el 72% de las víctimas de la trata son mujeres y niñas), hasta el matrimonio infantil (650 millones de mujeres de todo el mundo se casaron cuando eran niñas), hasta la mutilación genital femenina (que amenaza a más de 4 millones de niñas cada año).
A nivel mundial, se estima que una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de abuso físico o sexual. Muy a menudo, estos casos de violencia son cometidos por parejas íntimas. En 2017, 87,000 mujeres fueron asesinadas en todo el mundo—una cifra alarmante. Más de la mitad de estas mujeres fueron asesinadas por un compañero íntimo o un familiar.
Un estudio global sobre feminicidios y violencia de género encontró que la violencia de pareja está “enraizada en normas de género ampliamente aceptadas sobre la autoridad de los hombres … y el uso de la violencia por parte de los hombres para ejercer control sobre las mujeres”, y que “los hombres y los niños que se adhieren a puntos de vista rígidos de los roles de género y la masculinidad … son más propensos a usar la violencia contra una pareja”.
LAS MASCULINIDADES PATRIARCALES NOS DAÑAN A TODOS
Los impactos negativos de las masculinidades patriarcales no se limitan exclusivamente a mujeres y niñas.
Según las Directrices para la Práctica Psicológica con Niños y Hombres, publicadas por la Asociación Americana de Psicología, la exposición temprana a un modelo negativo y violento de lo que significa ser hombre puede limitar el desarrollo emocional de los niños. Es menos probable que estos niños participen en comportamientos saludables y que busquen ayuda, lo que eventualmente conduce a problemas de salud física y mental como depresión, ansiedad, aislamiento, agresividad y suicidio.
Un modelo patriarcal de masculinidad basado en la violencia y la dominación también reproduce y profundiza problemas que afectan a las personas independientemente de su género, como el acoso escolar, la homofobia, la depresión y el acoso.
UNICEF ha reportado que los niños que crecen en entornos de violencia doméstica se encuentran más propensos a experimentar situaciones negativas a lo largo de su vida. Es más probable que sean víctimas de abuso infantil. También son “más propensos a verse afectados por la violencia en la edad adulta, ya sea como víctimas o perpetradores”. La violencia en el hogar también niega a los niños su derecho a un entorno familiar seguro.
Al perpetuar un ciclo de violencia en las generaciones futuras, las masculinidades poco saludables también pueden generar costos económicos significativos para todos. El Banco Mundial estima que la violencia contra las mujeres les cuesta a algunos países hasta el 3,7% de su PIB nacional.
[image_caption caption=”Jóvenes tomadas de las manos en Tapachula, México. © Rodrigo Alonso Barraza García” float=””][/image_caption]
PARA CREAR CAMBIOS SOSTENIBLES, NECESITAMOS INVOLUCRAR A NIÑOS Y JÓVENES
Combatir la violencia y las desigualdades de género utilizando un enfoque feminista que ponga en el centro los derechos, las realidades y las voces de las mujeres y las niñas, es primordial. Sin embargo, estos esfuerzos deben complementarse con iniciativas específicas dirigidas a niños y hombres que busquen confrontar la masculinidad dañina y promover actitudes y comportamientos de género más solidarios, saludables y equitativos.
Las organizaciones y asambleas mundiales de derechos humanos coinciden en la necesidad de involucrar a cada vez más niños y jóvenes en estos esfuerzos. En 1994, el Programa de Acción adoptado en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo en El Cairo dejó en claro que “el hombre desempeña un papel clave en el logro de la igualdad de los sexos, puesto que, en la mayoría de las sociedades, ejerce un poder preponderante en casi todas las esferas de la vida”.
Adoptada en 2012, la Resolución de la Asamblea General de la ONU sobre “Intensificación de los esfuerzos para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres” también reconoció el papel fundamental de los hombres y los niños, así como de las organizaciones de la sociedad civil—en particular las organizaciones lideradas por mujeres y por jóvenes—para avanzar en el tema. Las resoluciones exhortaron a los gobiernos a “lograr que los hombres y los niños varones, así como las familias y las comunidades, participen plenamente como agentes de cambio”.
Según el Banco Mundial, las iniciativas más efectivas para combatir la violencia de género “abordan los factores de riesgo subyacentes para la violencia, incluidas las normas sociales sobre los roles de género y la aceptabilidad de la violencia”. La Organización Mundial de la Salud afirma que, en entornos de bajos recursos, un enfoque prometedor consiste en transformar “las normas sociales y de género nocivas, mediante la movilización de la comunidad y la educación grupal y participativa de mujeres y hombres con el fin de provocar una reflexión crítica sobre las relaciones de género y de poder desiguales”.
LAS INTERVENCIONES TEMPRANAS Y LAS RESPUESTAS COMUNITARIAS SON LA CLAVE
La comprensión del género y la masculinidad comienza a formarse a una edad muy temprana, y continúa evolucionando con el tiempo, influenciada por la familia, la escuela, los compañeros y la comunidad de un niño. La Asociación Americana de Psicología afirma que “promover una identidad masculina saludable en la infancia puede generar un efecto dominó” que previene a los niños de ejercer y perpetuar violencia en la edad adulta.
Además, las ideas sobre la masculinidad se cruzan con múltiples elementos identitarios y contextuales claramente localizados, como la raza, la orientación sexual y el estatus socioeconómico, entre otros. Si bien la violencia de género se encuentra globalmente generalizada, numerosos factores de riesgo que, desde muy temprana edad, aumentan la probabilidad de que un hombre perpetúe la violencia, incluida la exposición a la violencia doméstica durante la infancia.
Por lo tanto, es vital no solo involucrar a los niños en el desarrollo de actitudes y comportamientos de género saludables desde una edad temprana, sino también trabajar con los padres y los miembros de la comunidad para crear un ambiente de apoyo que fomente la igualdad y la no violencia.
[image_large][image_caption caption=”Hombres jóvenes participan en un taller sobre masculinidades positivas con OYE en Honduras. © OYE” float=””][/image_caption][/image_large]
Respuestas comunitarias
NUESTRO COMPROMISO
Desde 1997, hemos trabajado con líderes locales para impulsar el cambio social a través de programas que tienen sus raíces en las necesidades y en los contextos únicos de cada comunidad. A través del trabajo de nuestros socios locales, apoyamos la educación de las niñas, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, redefiniendo la masculinidad y promoviendo la erradicación de la violencia de género y las prácticas tradicionales nocivas, incluido el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina. Las estrategias de nuestros socios involucran a comunidades enteras, incluidos padres, escuelas, líderes y gobiernos locales y nacionales, para trabajar colectivamente hacia la justicia de género.
Nuestro trabajo de promoción de la equidad de género abarca dos décadas, incluyendo un esfuerzo profundo de promoción del empoderamiento de las niñas en África, y nuestras iniciativas regionales más recientes que se han centrado en promover los derechos de las niñas en América Latina y combatir la trata infantil en la India.
En los últimos años, GFC ha invertido cada vez más en apoyar los esfuerzos locales que involucran a niños y hombres jóvenes para promover la equidad de género y la construcción de masculinidades saludables. Recientemente hemos apoyado a 13 organizaciones que utilizan este enfoque en Guatemala, Honduras, India, Indonesia, Kirguistán, México y el Reino Unido.
CAMBIANDO ACTITUDES DE GÉNERO EN AMÉRICA LATINA
El principal proyecto de promoción de masculinidades sanas impulsado por GFC lleva por nombre “Cambiando actitudes de género, empoderando niñas”. La iniciativa apoya a organizaciones comunitarias en Guatemala, Honduras y México con el objetivo de alentar a niños y hombres jóvenes a modificar sus actitudes y comportamientos de género y apoyar el empoderamiento de niñas y mujeres jóvenes, lo que conduce a relaciones más saludables y equitativas.
La iniciativa está diseñada para combatir las profundas disparidades de género presentes en los contextos de nuestros socios, incluyendo manifestaciones de violencia específicas y localizadas. Algunas de las estrategias implementadas incluyen:
1. LA CREACIÓN DE ESPACIOS SEGUROS PARA NIÑOS
Expertos mencionan que aquellos niños que son animados a conectarse con sus emociones tienen menos probabilidades de convertirse en adultos violentos. Pero, con demasiada frecuencia, la presión social impide a los niños sentirse seguros y capacitados para reflexionar y hablar sobre sus emociones.
A través de intervenciones comunitarias específicas, que incluyen programas escolares y capacitación participativa, nuestros socios crean entornos en los que los niños pueden desafiar los estereotipos de género, expresar sus sentimientos y crear vínculos emocionales con otros niños.
Para multiplicar el impacto de estas intervenciones, nuestros socios a menudo combinan estos programas con capacitación en liderazgo, alentando a los niños no solo a cambiar su propio comportamiento, sino a convertirse en líderes y modelos a seguir para otros niños en sus comunidades.
En Cancún, México, nuestros socios Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM) y GOJoven México crearon programas de capacitación comunitaria para niños y adolescentes, quienes luego replicaron dichos talleres y crearon espacios adicionales para la reflexión sobre modelos alternativos de masculinidad.
El CIAM trabaja específicamente en la promoción de una “cultura de paz”, reconociendo que las masculinidades patriarcales son a menudo un factor de riesgo que contribuye fuertemente a la violencia y los conflictos sociales. Sus clubes de paz utilizan el arte, la participación de la comunidad y el diálogo para alentar a los niños a desarrollar relaciones pacíficas y resolver conflictos sin violencia.
En Honduras, la Organización para el Empoderamiento de la Juventud (OYE) facilita un “círculo de hombres”, donde los niños y los hombres jóvenes pueden reunirse para conectarse con otros, compartir experiencias e historias vividas, y trabajar en estrategias para desmantelar y desafiar la violencia de género, modelos patriarcales de masculinidad y otras estructuras opresivas que afectan a la comunidad en su conjunto. Los niños también reciben capacitación para convertirse en promotores comunitarios de masculinidades sanas.
[image_caption caption=”Jóvenes participantes en el CIAM en Cancún. © GFC” float=””][/image_caption]
2. EL DESARROLLO DE PROGRAMAS CULTURALMENTE SENSIBLES
Las inequidades y la violencia de género se encuentran íntimamente entrelazadas con otras formas de desigualdad y con las realidades locales, no solo porque múltiples formas de discriminación y disparidad pueden profundizar los desequilibrios de poder, sino también porque las masculinidades patriarcales a menudo aparecen disfrazadas de prácticas culturales.
Las mujeres y niñas indígenas, por ejemplo, enfrentan desafíos múltiples y únicos para hacer realidad sus derechos humanos, desafíos derivados de las altas tasas de pobreza y marginación, la pérdida de tierras ancestrales y los impactos negativos de la globalización al interior de sus territorios y comunidades. Si bien la violencia de género es una problemática generalizada, puede manifestarse de manera diferente dependiendo del contexto.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas afirma que “los enfoques con sensibilidad cultural requieren un conocimiento a fondo de la cultura: estar familiarizados con la manera en que operan las culturas y la manera de colaborar con ellas”. Comprender las realidades culturales puede revelar las formas más efectivas y respetuosas de identificar y desafiar las prácticas nocivas.
Muchos de nuestros socios ubicados en la región maya están trabajando en asociación con hombres y niños para identificar aquellos factores que alimentan las desigualdades de género. La mayoría de sus respuestas se basan en el orgullo étnico y el reconocimiento cultural, y se adaptan a los contextos locales.
Por ejemplo, en Guatemala, la violencia sexual y doméstica se entrelazan con la identidad étnica y la discriminación. El seis por ciento de las niñas se casan antes de los 15 años, y más de 4,000 niñas de 10 a 14 años dan a luz cada año, especialmente en las zonas rurales del país donde las poblaciones indígenas enfrentan una mayor discriminación, pobreza y obstáculos en el acceso a la salud y a la educación.
En Chimaltenango, nuestro socio Asociación Generando (ASOGEN) brinda capacitación culturalmente sensible para niños y jóvenes indígenas, incluyendo a familiares de sobrevivientes que desean contribuir a la prevención de la violencia contra las mujeres.
En Chunhuhub, una comunidad maya en Quintana Roo, México, GOJoven México fundó el Colectivo J-Xiibal, un grupo de jóvenes indígenas que abordan las masculinidades en entornos comunitarios e indígenas. Para este grupo, la promoción de masculinidades saludables está estrechamente relacionada con el fortalecimiento cultural de la comunidad. Su programa de capacitación incluye un currículo culturalmente apropiado y la recuperación de la historia del pueblo maya.
3. EL TRABAJO CON NIÑOS Y COMUNIDADES EN SITUACIONES DE RIESGO
Los niños y hombres que desarrollan identidades basadas en modelos patriarcales de masculinidad, pueden estar emocionalmente mal preparados para lidiar con eventos traumáticos en sus vidas. Ya sea lidiando con desplazamientos forzados, situaciones de violencia doméstica, enfermedades, rupturas amorosas, ser víctimas de un delito o perder a un ser querido, enfrentan problemas para procesar de manera saludable dichas experiencias, por lo que a menudo recurren a las drogas, el alcohol, y otros comportamientos potencialmente dañinos.
Desarrollar una comprensión más amplia de lo que significa ser un hombre incluye buscar ayuda frente a la adversidad. Aprender a pedir ayuda es un paso crítico para desarrollar masculinidades más sanas.
En Guanajuato, México, Colectivo SERes trabaja en centros de rehabilitación con hombres jóvenes (de 15 a 22 años) con problemas de abuso de drogas, ayudándoles a superar sus adicciones a través del apoyo psicosocial y la deconstrucción de sus masculinidades patriarcales.
En la frontera Sur de México, el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova promueve círculos de sanación con niños migrantes y solicitantes de asilo. Juntos, discuten el papel de las masculinidades patriarcales en sus procesos de toma de decisión, y exploran formas de expresar masculinidades más saludables en nuevos contextos.
[image_caption caption=”Jóvenes participan en una actividad con Red Posithiva en Quintana Roo, México. © GFC” float=””][/image_caption]
4. LA PROMOCIÓN DE LA SALUD SEXUAL Y LOS DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS
Educar a los jóvenes sobre su salud sexual y sus derechos sexuales y reproductivos es una estrategia clave para prevenir la violencia sexual y promover masculinidades más sanas. Nuestros socios promueven una educación sexual integral que desafía los estereotipos tradicionales sobre la masculinidad y destaca el papel crucial de niños y jóvenes en la defensa y el respeto de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y niñas.
El estado mexicano de Quintana Roo ocupa el primer lugar nacional en embarazo adolescente, lo que se ha convertido en un grave problema de salud que intensifica las múltiples desigualdades de género existentes en el territorio, incluidas la deserción escolar y la inseguridad laboral. En Cancún, uno de los lugares más emblemáticos de Quintana Roo, nuestros socios CIAM y México y Caribe Jóvenes trabajan para capacitar a los niños en temas de equidad de género y paternidad responsable. Nuestro socio Red Posithiva, ofrece talleres de educación sexual y de género junto con asesoramiento individual para estudiantes y maestros en escuelas secundarias de Cancún y Chetumal, la capital del Estado. A lo largo de cinco años (2015-2019), este enfoque redujo con éxito el número de embarazos adolescentes reportados en estas escuelas de al menos 15 anualmente a cero.
5. LA CONSTRUCCIÓN DE ESTRATEGIAS DE INCIDENCIA CON ENFOQUE DE GÉNERO
La Alianza MenEngage establece que las discusiones políticas que promueven la igualdad de género y el empoderamiento de niñas y adolescentes se llevan a cabo casi exclusivamente en espacios intergubernamentales como las Naciones Unidas, pero no son tan comunes en las políticas a nivel nacional y local. Por lo tanto, es importante crear y apoyar agendas locales para la promoción de la justicia de género. El objetivo es conectar las discusiones globales con los contextos y prioridades locales.
En Honduras, OYE ha creado espacios abiertos para el diálogo con el gobierno, haciendo recomendaciones de políticas públicas para incorporar un enfoque de género. Además, OYE ha capacitado a un grupo de promotores de masculinidades sanas que realizan capacitaciones y talleres en Honduras, Nicaragua y otros países de Centroamérica.
[image_large][image_caption caption=”Jóvenes de OYE en Honduras portando camisetas que dicen: El machismo nos afecta a todas y todos. © OYE” float=””][/image_caption][/image_large]
Nuestro rol
En los últimos años, a medida que más socios locales han expresado interés en el trabajo de género y construcción de masculinidades sanas, también han podido identificarse carencias en cuanto a las herramientas o capacidades con las que se cuenta para construir nuevas estrategias y programas en torno a este tema tan complejo.
En respuesta, GFC ha desarrollado una estrategia de trabajo para América Latina, arraigada en nuestro enfoque de financiamiento flexible y desarrollo de capacidades organizacionales, para apoyar a nuestros socios en estos esfuerzos. Como socio y patrocinador de cientos de organizaciones que sirven a los jóvenes, GFC tiene una oportunidad invaluable para compartir recursos, crear conexiones y desarrollar aún más la capacidad de nuestros socios en torno a este tema crítico.
Nuestra estrategia se centra en acompañar y fortalecer las organizaciones comunitarias que trabajan, o están comenzando a trabajar, con niños y jóvenes de comunidades marginadas con altos niveles de violencia sexual y de género. La misma, consta de tres componentes específicos:
1. PLANIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE CAPACIDADES ORGANIZACIONALES
Trabajamos estrechamente con nuestros socios para ayudarlos a introducir una perspectiva de género no solo en su programación, sino también en su estructura y funcionamiento institucional. Nuestro objetivo principal es garantizar que nuestros socios incorporen la perspectiva de género más allá de proyectos o programas individuales, y comiencen a vincular el género con políticas y prácticas institucionales integrales, estratégicas y sostenibles.
Sobre la base de la información recopilada durante los talleres y capacitaciones con nuestros socios, desarrollamos una herramienta para medir el grado de incorporación de la perspectiva de género a nivel organizacional. La incorporación de la perspectiva de género es una estrategia global defendida por las Naciones Unidas para lograr la igualdad de género. Busca asegurar que mujeres y hombres tengan acceso equitativo y se beneficien de los mismos recursos y oportunidades. Esto incluye no solo a la comunidad, sino también a la cultura organizacional de las escuelas, las instituciones públicas y las organizaciones de la sociedad civil.
Dicha herramienta de verificación, es un instrumento eficaz que ayuda a garantizar que las actividades, estrategias, indicadores, propuestas de proyectos, protocolos de seguridad y decisiones internas se implementen de manera sensible y con perspectiva de género.
Al usar esta herramienta, nuestros socios desarrollan una línea de base y pueden rastrear sus esfuerzos organizacionales hacia la incorporación de la perspectiva de género. En Honduras, nuestro socio OYE ha comenzado a incluir mecanismos de planificación participativos y centrados en el género, que incluyen las opiniones de los jóvenes participantes de la organización, y ha realizado mejoras metodológicas en sus intervenciones de género y masculinidades.
En la iniciativa “Cambiando actitudes de género, empoderando niñas”, también nos hemos asociado con GENDES, A.C. para ayudar a nuestros socios a generar indicadores que fortalezcan sus intervenciones de género y masculinidades. Con estas dos herramientas, nuestros socios están rastreando su progreso organizacional y programático al incorporar una perspectiva de género en su trabajo.
2. APOYO AL DESARROLLO DE PROGRAMAS EDUCATIVOS Y COMUNITARIOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO
Además de ayudar a nuestros socios a fortalecer sus capacidades metodológicas y organizativas, también trabajamos directamente con ellos para que puedan elaborar programas educativos y/o comunitarios que aboguen por la equidad de género y la promoción de liderazgos juveniles.
Estas oportunidades pueden incluir la creación conjunta de espacios seguros para niños y jóvenes interesados en reflexionar críticamente sobre su identidad de género y la violencia asociada con las masculinidades patriarcales, o el fortalecimiento de promotores juveniles que pueden replicar estas conversaciones en otros espacios y con otros actores.
También brindamos asistencia técnica para el desarrollo de planes de estudio centrados en la prevención de la violencia de género a través del trabajo de promoción de masculinidades sanas con niños y hombres jóvenes.
[image_caption caption=”Los co-fundadores de la Red Latinoamericana de Masculinidades y Juventudes en Costa Rica.” float=””][/image_caption]
3. PROMOCIÓN DE LA ACCIÓN COLECTIVA Y REDES REGIONALES
GFC es un actor emergente en los esfuerzos crecientes en América Latina para involucrar a hombres y niños en la lucha por la igualdad de género y abogar por la construcción de políticas públicas con enfoque de género a nivel local, nacional y regional.
Una parte central de nuestro trabajo de fortalecimiento de capacidades es vincular a líderes comunitarios para que puedan identificar estrategias, desafíos y oportunidades compartidas. Nuestros encuentros regionales permiten a nuestros socios acceder y proporcionar apoyo, reflexión, capacitación y experiencia técnica a otras organizaciones de base. También aprovechamos nuestra red global de casi 700 organizaciones (incluyendo antiguos socios) para fomentar la colaboración y las asesorías entre pares. A través de estas conexiones, ayudamos a nuestros socios a combatir el aislamiento y promovemos la acción colectiva.
Por ejemplo, como parte de la iniciativa “Cambiando actitudes de género, empoderando niñas”, apoyamos a los socios para que asistan a dos reuniones organizadas por Promundo en la ciudad de Guatemala. Estas reuniones abordaron temas como la diversidad sexual, la trata de personas, la paternidad responsable y la violencia doméstica y sexual. Las organizaciones participantes, además de conocerse y compartir talleres, pudieron trabajar conjuntamente en la revisión e implementación de sus planes de trabajo.
En 2019, reunimos a 20 organizaciones socias en Centroamérica para que pudieran compartir sus experiencias en materia de promoción de la equidad de género, incentivando nuevas ideas para trabajar con niños y hombres jóvenes en la construcción de masculinidades sanas. También en 2019, GFC se reunió en Costa Rica con 38 representantes de diferentes grupos que lideran el trabajo con jóvenes y masculinidades en toda América Latina. Como resultado, se creó la Red Latinoamericana de Masculinidades y Juventudes, dentro de la Red MenEngage América Latina.
Como co-fundador de la Red Latinoamericana de Masculinidades y Juventudes, y en colaboración con la Red MenEngage América Latina, GFC puede proporcionar una plataforma regional para que las organizaciones de base accedan a nuevos recursos, metodologías y espacios para ampliar sus esfuerzos de promoción de la equidad de género.
[image_large][image_caption caption=”Participantes en el programa de Acción para la Igualdad de la Equal Community Foundation (ECF) en Bengala Occidental, India / Foto por Aravind Hari” float=””][/image_caption][/image_large]
Mirando hacia el futuro
PRÓXIMOS PASOS PARA APOYAR MASCULINIDADES SANAS A NIVEL GLOBAL Y LOCAL
Como parte de su estrategia de género y masculinidades, el Fondo Global para la Niñez seguirá centrándose en América Central y México. Continuaremos ofreciendo a nuestros socios una combinación de financiación flexible, apoyo para el desarrollo de capacidades y oportunidades de aprendizaje, con el objetivo general de apoyar a las organizaciones de base en sus procesos de promoción de masculinidades positivas y combate a la desigualdad género.
Si bien seguiremos apoyando a nuestros socios actuales, también esperamos lanzar una próxima cohorte de organizaciones enfocadas en el trabajo de género y masculinidades en los próximos dos años.
En 2020, en colaboración con la Red MenEngage América Latina, GFC codiseñará una reunión de género y masculinidades en México para reunir estratégicamente a jóvenes líderes en torno a desafíos mutuos, aprendizajes y oportunidades de colaboración.
GFC también continuará apoyando la recién conformada Red Latinoamericana de Masculinidades y Juventudes (junto con el socio de GFC, GOJoven México, quien funge como representante de la red en México) a medida que los miembros toman acciones para consolidar la red y crear una agenda conjunta para la colaboración. Estos esfuerzos están encabezados por el Oficial de Programas de GFC, Rodrigo Barraza, quien tiene un Doctorado en estudios de género y tiene una amplia experiencia trabajando con organizaciones juveniles en toda la región.
Al mismo tiempo, GFC está buscando oportunidades para expandir este trabajo en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú, así como en regiones más allá de las Américas.
Por ejemplo, GFC tiene socios a largo plazo en India y Pakistán que han estado profundamente involucrados en la transformación de dinámicas de poder que conducen a la desigualdad de género. Tenemos varios socios en África que reconocen cada vez más la importancia de trabajar con hombres para desafiar las normas que conducen a la violencia contra las niñas. En el Reino Unido, buscamos construir una cohorte de socios que alienten a los niños a reflexionar sobre la masculinidad y cambiar sus comportamientos dañinos.
Esperamos unir fuerzas con más organizaciones en todo el mundo que están trabajando con niños y hombres jóvenes para promover la justicia de género y el empoderamiento de niñas y jóvenes en todo el mundo.