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Justicia de género, seguridad y bienestar
Educación, Justicia de género
Desde que Khadim Hussain era un niño pequeño, su determinación era evidente.
Khadim se crió en una aldea remota de las montañas de Pakistán y contrajo polio a la edad de un año, lo que le hizo perder toda función en las extremidades inferiores. Al igual que muchos miembros de su comunidad, sus padres creían que la discapacidad era un castigo de Dios y no querían que su hijo fuera a la escuela.
Pero Khadim estaba decidido a recibir una educación, así que sus amigos lo llevaban en una carretilla hasta la escuela, recorriendo seis kilómetros cada día.
Un día, la hermana menor de Khadim, Zubeda, le pidió que le enseñara a escribir en alfabeto urdu. Sus padres se lo prohibieron de inmediato, diciendo que iba en contra de la fe islámica que las niñas leyeran libros escolares.
En cuestión de semanas, Khadim y sus amigos idearon un plan para mejorar la educación en su aldea. Los niños empezaron yendo puerta por puerta, instando a los padres a que enviaran a sus hijos a la escuela (en aquel momento no existía ninguna escuela para niñas). A finales de año, se habían matriculado 40 niños más.
Luego, Khadim encontró en su aldea a un adulto que supiera leer y escribir y le preguntó si estaría dispuesto a empezar a dar clases a niñas. Khadim y sus amigos prometieron pagarle al maestro de su propio bolsillo.
Nació la primera escuela para niñas del pueblo. En menos de un año, 22 niñas, incluida Zubeda, asistían a clase.
Durante los años siguientes, Khadim logró conseguir apoyo para la educación de las niñas en su aldea, concientizando sobre la importancia de la educación y trabajando para cambiar los corazones y las mentes de los ancianos de la aldea, que seguían resistiéndose. Convenció a su padre para que donara un terreno para construir una escuela y encontró un donante dispuesto a financiar la construcción.
Con el apoyo y el aliento de Khadim, Zubeda continuó su educación. Hoy es maestra en la escuela de su pueblo.
Khadim es el fundador de la Asociación GRACE, un socio de base del Fondo Mundial para la Infancia que trabaja para garantizar que todos los niños, en particular las niñas y los niños con discapacidades, tengan acceso a una educación de alta calidad.
El año pasado, además de ofrecer capacitaciones docentes y ayudar a fortalecer las escuelas en comunidades de bajos ingresos, GRACE apoyó la educación de más de 900 niños.
Todas las fotografías © Asociación GRACE