El poder de la juventud
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Masculinidades cuidadoras: ¿Qué son y por qué son importantes?
Este artículo fue publicado originalmente por Cuidado de los hombresTambién está disponible en Español.
Para muchos hombres y niños de Centroamérica, el cuidado se utiliza para justificar el ejercicio del poder sobre los demás. La nueva campaña regional de redes sociales de GFC “Cuidar – nos hace bien” alienta a los niños y jóvenes a repensar el cuidado como corresponsabilidad, apoyo integral y empatía.
“Casi desde el momento en que nacen, a muchos niños se les enseña que el cuidado es equivalente a control, provisión y protección”.
Para estos niños y los hombres en los que se convertirán, cuidar significa dar órdenes. Según este lema, los hombres brindan cuidados como cabeza de familia, los que siempre tienen la última palabra, los que toman decisiones solos y sin ayuda. Para brindar cuidados, muchos hombres sienten que necesitan tener siempre todas las respuestas y no dudar ni un segundo de sí mismos ni de sus acciones.
Según los valores masculinos tradicionales, el cuidado también puede ser una forma de condonar la violencia. Los hombres pueden caer en la trampa de pensar que saben lo que es mejor para las personas que cuidan y que no deberían dudar en ejercer una “mano dura” si alguien no actúa de acuerdo con lo que ellos consideran correcto. “Lo hago por tu propio bien. Un día me lo agradecerás”. Lamentablemente, muchos de nosotros hemos escuchado esto en algún momento de nuestras vidas. Esta visión tradicional del cuidado masculino les otorga poder. Les permite ejercer dominio sobre los demás bajo el pretexto de cuidarlos. Les permite sentirse invulnerables.
[image_caption caption=”Una actividad grupal durante un taller sobre masculinidades saludables. © GFC ” float=””]
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En cambio, para las mujeres, el cuidado se ha asociado tradicionalmente a la crianza de los hijos y a las tareas domésticas, tareas con poco o ningún reconocimiento económico o social. El cuidado femenino se ha visto durante mucho tiempo como un acto de amor, una cualidad natural, pero que a menudo exige sacrificio. Cuidar bajo esta rúbrica puede significar abandonar cualquier deseo individual y subordinar las propias necesidades a las de la familia o de los seres queridos.
Sin embargo, en las últimas décadas esta forma de entender y abordar la atención ha sido profundamente cuestionada.
La desaparición del Estado de bienestar y la precariedad de los sistemas de protección han provocado una masiva incorporación de las mujeres al mercado laboral, desestabilizando el modelo clásico de un solo hombre proveedor. Al mismo tiempo, los movimientos feministas y de diversidad sexual han alzado su voz, exigiendo prácticas y políticas más equitativas, a la par que cuestionan los roles y estereotipos sexuales y de género que producen y normalizan la violencia, la injusticia y el sufrimiento. Gracias a estos movimientos, hoy sabemos que el modelo tradicional de cuidados basado en roles sociales estrictos, divisiones injustas y estereotipos de género es insostenible.
Para las mujeres, asumir tareas de cuidado casi exclusivamente en el ámbito doméstico implica cansancio, sobrecarga y pérdida de oportunidades. Para los hombres, el cuidado asociado al control y a la responsabilidad exclusiva de proveer a la familia genera trastornos emocionales, enfermedades y la adopción de conductas de riesgo. Para hombres y mujeres, el cuidado se convierte en un peso que los limita, los aísla y los desgasta.
En respuesta a este modelo injusto, han surgido nuevas propuestas que abogan por “masculinidades del cuidado”. Iniciativa de promoción del liderazgo juvenil para la justicia de género, Fondo Mundial para la Infancia (GFC) apoya a grupos y redes liderados por jóvenes en Centroamérica que promueven masculinidades saludables, incluidos conceptos saludables de cuidado, y promueven la justicia de género al involucrar a niños y hombres jóvenes.
Las masculinidades del cuidado son simplemente una invitación a que los cuidados –tanto los colectivos como los personales– se distribuyan equitativamente y a que los hombres adoptemos valores como la corresponsabilidad, el acompañamiento integral y la empatía. Son una invitación a que los hombres nos convirtamos en “cuidadores universales” y nos involucremos activamente en la lucha por la justicia de género. Son una oportunidad para que los hombres podamos solicitar y ofrecer cuidados no porque necesitemos sentirnos en control o porque sea nuestra obligación, sino porque cuidando producimos bienestar, sostenemos la vida y nos enriquecemos individualmente y como comunidad.
Bajo la lógica de las masculinidades del cuidado, el cuidado es un derecho humano y todos debemos defenderlo.
“Ejercer una masculinidad solidaria no es una tarea fácil. Implica desaprender mucho de lo que nos han enseñado, romper ciclos de violencia, cuestionar las normas de género, saber pedir ayuda y aceptar nuestra propia vulnerabilidad. No es fácil, pero podemos ganar mucho con este cambio”.
Cuidar enriquece nuestros vínculos con el mundo, con nosotros mismos y con los demás. Cuidar también nos permite fortalecer nuestra inteligencia emocional e identificar prácticas y políticas para garantizar y democratizar el cuidado y promover el bienestar comunitario en todos los niveles.
[image_caption caption=”SerNiña, socia de GFC, participa en una actividad al aire libre en torno a las masculinidades saludables. © GFC ” float=””]
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El cuidado es político porque es colectivo, porque impulsa la transformación social y es revolucionario porque está comprometido con la vida y la justicia en un mundo cada vez más desigual.
En GFC hemos decidido lanzar, junto a nuestros socios locales en Centroamérica, la campaña mediática regional “Cuidar – nos hace bien” para promover modos saludables de cuidar. Creemos que distribuir el cuidado de manera equitativa y ponerlo en el centro de nuestras vidas y nuestros proyectos es un pequeño –y a la vez enorme– paso en nuestra búsqueda continua por construir sociedades más dignas, justas y felices para todos.
Te invitamos a formar parte de la campaña y convertirte en un cuidador universal. ¿Aceptas el reto?
Obtenga más información sobre el campaña.
Infórmese sobre acciones concretas Ejercitar la masculinidad cuidadora.
Imagen de cabecera: Jóvenes y miembros del personal de SerNiña, socio de GFC, participando en una actividad al aire libre. © GFC