Young people with raised fists

El poder de la juventud

Repensando el liderazgo juvenil: Movimientos juveniles disruptivos en México, Centroamérica y Colombia


Por Fondo Mundial para la Infancia

Esta entrada de blog fue escrita por GFC y el Fondo CAMY de la Fundación Internacional de Seattle. También está disponible en español.

Fondo CAMY de la Fundación Internacional de Seattle y el Fondo Mundial para la Infancia comparten aprendizajes y reflexiones de un proyecto de investigación participativa titulado “Movimientos juveniles disruptivos en México, Centroamérica y Colombia” que se llevó a cabo entre 2019 y 2021 y se presentó en agosto de 2022.

En 2019, el Fondo CAMY de Seattle International Foundation y GFC, junto con otros donantes comprometidos con la defensa de los derechos humanos en América Latina, iniciamos un camino lleno de desafíos y preguntas sin resolver. Fieles a nuestro sueño colectivo de seguir apoyando de manera efectiva a las organizaciones y movimientos juveniles, nos embarcamos en un proceso de investigación realizado simultáneamente en México, Colombia y varios países de Centroamérica con el objetivo de escuchar, reconocer y aprender de los esfuerzos de las y los jóvenes por promover los derechos humanos y el bienestar de sus familias, comunidades y entornos.

El proyecto se denominó “Movimientos juveniles disruptivos en México, Centroamérica y Colombia” y fue concebido, desde el inicio, como una iniciativa de jóvenes diversos, con jóvenes diversos y para jóvenes diversos. En cada país se seleccionó una organización juvenil o un líder juvenil para diseñar los objetivos, la metodología y el alcance de la investigación en un proceso que fomentó las relaciones horizontales para imaginar y construir aprendizajes y prácticas colectivas. En cada país, además, se priorizó la experiencia de vida y el trabajo “de calle” o la experiencia de organización política por encima de la perspectiva puramente académica.

Además, fueron los propios jóvenes quienes decidieron cuándo, cómo y con quién querían compartir los resultados de esta investigación participativa, fruto del trabajo entusiasta y comprometido de más de 25 jóvenes investigadores que se adaptaron y perseveraron incluso en los contextos más difíciles. Como donantes, estos son algunos de los resultados y lecciones que aprendimos al participar en este proyecto:

1. Aprendimos a amar y humanizar el proceso.

Reconocemos que el proceso fue caótico, largo y complejo. Pero, precisamente por eso, también fue profundamente (y hermosamente) humano. Nos conmovió, nos transformó.

Nos obligó a cuestionar nuestra propia lógica adultocéntrica y a mirarnos y reconocernos en toda nuestra diversidad. Como donantes, aprendimos que el trabajo serio, profesional y comprometido no tiene por qué estar ligado a la presión, la rigidez y el cumplimiento automático, periódico y artificial de objetivos o actividades que no sirven a un propósito real.

[image_caption caption=”Diana Campos, Gerente de Proyectos de Investigación del Fondo CAMY, y Rodrigo Barraza, Codirector para las Américas de GFC, presentan los resultados de la investigación Movimientos Juveniles Disruptivos durante el Foro de Donantes de Centroamérica en Honduras en octubre de 2022.” float=””]

Diana Campos, Research Projects Manager at CAMY Fund, and Rodrigo Barraza, GFC´s Americas Co-Director, presenting the results of the "Disruptive Youth-Led Movements" research during the Central America Donors Forum (CADF), Honduras, October 2022

[/caption de imagen]

El cambio social lleva tiempo. Requiere espacios para aprender y cometer errores, así como momentos para hacer una pausa, pensar y mirar hacia dentro. Exige prácticas de afecto, cuidado y asociación. Nos insta a reconocer, aceptar y nombrar nuestras emociones.

La pandemia de COVID-19 también nos recordó que la flexibilidad puede ser un poderoso motor de resiliencia, innovación y creatividad. Sin estos valores, promovidos activamente por los jóvenes, la investigación nunca habría llegado a buen puerto.

Nuestro principal aprendizaje fue que la mayor resistencia de estos jóvenes ante la adversidad es existir, soñar y organizarse.

Con ello, movilizan identidades, cuerpos, arte, territorios y emociones y generan espacios seguros –virtuales, físicos y simbólicos– para cuidar a sus pares, sus comunidades y sus territorios.

Gracias a los jóvenes, aprendimos que dinamizando los procesos humanos y comprometiéndonos con la creación de nuevos vínculos de escucha, cuidado y reconocimiento mutuo, podemos contribuir a cambiar el mundo.

2. Abrazamos la rebelión como motor del cambio

A pesar de su diversidad, los movimientos juveniles coinciden en una cosa: no se conforman con el mundo tal como es ni les interesa adaptarse a él. Han sido testigos y víctimas de sistemas que promueven la muerte, la injusticia y el egoísmo como únicas posibilidades, y no están dispuestos a aceptar más esa situación.

Las estrategias de resistencia son increíblemente diversas. Desde sus trincheras y con recursos, estéticas y narrativas propias, las juventudes latinoamericanas están creando sus propios lenguajes de resistencia. No buscan necesariamente trabajar desde espacios o enfoques claramente definidos, ni contar con estructuras organizativas rígidas y verticales. Por el contrario, las juventudes apuestan a la rabia digna, a resistir disfrutando y a abrazar sus propias existencias a través de la resistencia.

Su mayor rebeldía es seguir viviendo, seguir creando, seguir proponiendo. Y, como financiadores, la mejor manera de homenajearlos es estar dispuestos a cambiar y apostar por nuevas prácticas y nuevos aprendizajes.

Gracias a los jóvenes aprendimos que crear espacios de cuestionamiento, de malestar transformador y de propuestas disruptivas es fundamental para construir propuestas de cambio efectivas, humanas y potentes.

3. Recordamos que juntos somos más

Esta investigación ha sido también una oportunidad invaluable para entender que el activismo juvenil en la región es un ecosistema vivo y en constante cambio. Un coro de muchas voces. Un camino hecho por muchas manos, por muchos sueños, por muchos esfuerzos.

Reivindicando sus propias identidades y luchas personales, los movimientos de jóvenes rurales, jóvenes LGBTQ+, jóvenes ambientalistas, jóvenes feministas, jóvenes indígenas, jóvenes artistas y otros grupos también trabajan por la promoción de diálogos transformadores y luchas interseccionales. Tejen puentes para derribar muros.

[image_caption caption=”Diana Campos y Rodrigo Barraza co-facilitando una capacitación de empoderamiento juvenil durante el Festival Funding Futures de la Red de Financiadores de Derechos Humanos en México en noviembre de 2022. © GFC” float=””]

Diana Campos and Rodrigo Barraza co-facilitating a youth empowerment training during the Human Rights Funders Network Funding Futures Festival, México, November 2022

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Este proceso de investigación nos hizo darnos cuenta de que es posible diseñar e implementar iniciativas conjuntas, que podemos pensarnos colectivamente y que es necesario avanzar en la creación de una verdadera comunidad de donantes comprometida con el cambio sistémico y de largo plazo.

Gracias a los jóvenes aprendimos que nuestra responsabilidad no se limita al apoyo técnico o financiero. También podemos ser miembros activos de diversas redes basadas en el diálogo y el intercambio de conocimientos, prácticas y experiencias de resistencia. Podemos reflexionar, cuidarnos y actuar juntos.

Participar en esta investigación ha cambiado la forma en que trabajamos como donantes. Para el equipo de las Américas de GFC, la investigación nos permitió comprender en profundidad las necesidades y experiencias de los jóvenes y desarrollar estrategias de apoyo participativas, integrales y efectivas destinadas a fortalecer el liderazgo juvenil. En el Fondo CAMY de SIF, esta investigación ha profundizado nuestra comprensión de las perspectivas de los jóvenes. También hemos creado un departamento de gestión de proyectos de investigación y hemos fortalecido nuestro modelo de financiamiento flexible basado en la confianza, priorizando a las organizaciones de base, los colectivos y los grupos emergentes.

Para los jóvenes participantes, este proceso les permitió recordar que no están solos. Contribuyó a tejer alianzas y a empezar a construir una memoria de resistencia. Les recordó que tienen derecho a celebrar sus victorias, a amplificar sus luchas y a imaginar nuevas posibilidades. Y a nosotros como financiadores, nos dio la oportunidad de apoyarlos generando espacios en los que se reconozca la capacidad y el liderazgo de las juventudes.

Este es solo el comienzo de un camino que nos ilusiona y nos anima. Juntos seguiremos cuidando y cultivando esta semilla de cambio para que siga iluminando nuestros corazones y dando sentido a nuestros esfuerzos.

Lea los resultados de la investigación

 

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