Seguridad y bienestar
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Cuatro lecciones para los financiadores y las ONG sobre cómo mantener seguros a los niños
El coronavirus está generando nuevos desafíos para proteger a los niños. Es fundamental crear una cultura de protección.
Es hora de confesar: he demorado un tiempo la escritura de este artículo.
Durante más de dos años, GFC ha estado trabajando arduamente para establecer normas, protocolos y cambios culturales en apoyo de protección infantil – nuestro compromiso de defender y proteger los derechos del niño.
Los pares y amigos de GFC a menudo comentan que la forma en que servimos a nuestros socios en este espacio es única y quieren saber más sobre cómo lo hacemos. Sabía que era hora de tomarme un momento para reflexionar sobre lo que hemos aprendido.
Pero entonces llegó la epidemia del coronavirus.
Dada la crisis mundial que estamos viviendo, no me pareció que fuera el momento adecuado para escribir esta reflexión. ¿A quién le importa lo que una organización haya experimentado en materia de protección cuando el mundo parece abrumador y confuso? Todos estamos tratando de sobrevivir en este momento y superar la rutina diaria.
Sin embargo, la realidad es que operar dentro de un marco y una cultura de protección nunca ha sido más relevante e importante.
Cuando la visión del mundo cambia hacia algo sin precedentes, aquellos que son vulnerables se encuentran aún más aislados de la ayuda.
Los niños se ven obligados a quedarse en casa con los perpetradores de abusos domésticos. Las mujeres y las niñas no pueden acceder a kits de higiene ni a un refugio. Las tensiones en el hogar, causadas por el desempleo y las preocupaciones sobre cómo mantener a la familia, comienzan a pasar factura a los padres. La presión sobre las organizaciones para que encuentren formas innovadoras de mantener a los usuarios de sus servicios a salvo, mientras operan en medio de confinamientos y reglas de distanciamiento social, es monumental.
[image_caption caption=”Los socios de GFC atienden a jóvenes que ya viven en circunstancias vulnerables y denuncian un aumento de los riesgos para los niños debido al coronavirus. Aquí, Sahyog Care for You distribuye desinfectante para manos a niños que viven en comunidades marginales en Nueva Delhi, India. © Sahyog Care for You” float=””]
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Con ese fin, yo y el equipo de protección queríamos compartir lo que hemos aprendido en los últimos dos años de movilización de un enfoque de protección para organizaciones de base, en caso de que ayude a su organización, especialmente en estos tiempos tan desafiantes e inciertos.
Estamos en un viaje, lo sabemos. Y nos encantaría conversar contigo sobre nuestro aprendizaje a medida que avanzamos. Comunícate con nuestro equipo en salvaguardia@globalfundforchildren.org Si tiene preguntas, sugerencias o comentarios generales, un mundo verdaderamente seguro solo se puede lograr cuando las organizaciones trabajan juntas.
Lección 1: Las organizaciones comunitarias están ansiosas por aprender nuevas estrategias para proteger a los niños y jóvenes a quienes sirven.
En 2019, por primera vez, GFC exigió a todos sus socios que aceptaran desarrollar una política de salvaguardia como condición para recibir fondos. Cuando GFC comunicó por primera vez este requisito a sus socios, estos se mostraron receptivos y deseosos de entablar conversaciones significativas sobre este tema.
Nuestros socios son organizaciones valientes que realmente se preocupan por los niños y jóvenes a los que sirven. Este requisito no era solo una casilla que debían marcar para poder tener acceso a la financiación. Los socios han buscado activamente el asesoramiento del personal de GFC para redactar sus políticas y responder a los incidentes de protección. Han solicitado activamente sesiones sobre protección en las reuniones. Han ofrecido sus propias políticas para que se compartan con sus pares como ejemplos. Y han invertido dinero en la contratación de abogados y facilitadores para redactar sus políticas y capacitar a su personal.
No dudamos de la preocupación de nuestros socios por los niños bajo su cuidado, pero su entusiasmo por este proceso nos ha motivado a todos.
Lección 2: La protección no es una solución única para todos, pero pueden y deben existir requisitos mínimos.
Las conversaciones sobre políticas de protección infantil se han vuelto más frecuentes en el ámbito de las OING, pero las conversaciones están dominadas por las grandes organizaciones. Es menos común oír hablar de protección en el contexto de organizaciones locales pequeñas, incipientes y lideradas por jóvenes, como aquellas con las que colabora GFC.
Las implicaciones para este tipo de organizaciones son diferentes. Nos esforzamos por permitir a nuestros socios la flexibilidad necesaria para crear una política de protección que funcione para su contexto, cultura, sistemas legales y comunidad individuales, pero hemos aprendido que tener requisitos mínimos de política (como sistemas de denuncia, tener una persona designada a cargo de la protección y un plan de acción en caso de que ocurra un incidente) puede ayudar a orientar a las organizaciones.
Lección 3: El cambio de cultura requiere tiempo y recursos.
Redactar una política clara y completa, capacitar adecuadamente al personal y cambiar la cultura organizacional no es algo que se logre de la noche a la mañana. Para muchos de nuestros socios, encontrar el equilibrio entre invertir tiempo y recursos limitados y querer brindar el mejor servicio a sus participantes fue difícil.
Para ayudar con este problema, GFC proporcionó a varios socios subvenciones para el desarrollo organizacional, que utilizaron para invertir en la redacción de sus políticas de protección y la capacitación de su personal. Estos socios se han convertido en líderes de opinión en sus propias comunidades, y otras organizaciones comunitarias les piden orientación sobre protección. También hemos facilitado sesiones sobre protección en reuniones y hemos distribuido a nuestros socios una lista de recursos de protección seleccionados en inglés y español.
Lección 4: La confianza lo es todo.
La confianza entre nuestros socios y GFC es fundamental para trabajar juntos de manera significativa en materia de protección. La confianza entre el personal es clave para superar los desafíos y desarrollar nuevas estrategias.
La confianza es saber que se puede ser honesto en cuanto a los aspectos en los que las políticas parecen confusas o difíciles de mantener. A medida que aprendemos en este espacio juntos, si confiamos en que todos estamos trabajando para crear espacios seguros para los niños, los jóvenes y las comunidades y podemos pedir ayuda, orientación y apoyo entre nosotros, el resultado final serán vidas más seguras para aquellos a quienes buscamos servir.
Y eso es realmente todo lo que cualquiera de nosotros quiere, ¿no es así?
Foto de encabezado: © Kuba Okon / With and For Girls Collective