Cuando Rusia invadió Ucrania, hablamos con Rostik, un joven activista ucraniano, que nos cuenta cómo su país se transformó de la noche a la mañana. Más de un año después, Rostik nos cuenta cómo él y otros ucranianos están afrontando la guerra en curso y sus esperanzas para el futuro.

En sus palabras, Rostik explica cómo ha impactado su vida y el optimismo que mantiene cuando mira hacia el futuro.

Ha pasado más de un año desde que Rusia invadió Ucrania. ¿Cómo es la vida de los ucranianos?

Resulta realmente difícil creer que hace más de un año que vivimos en estas circunstancias. Vivimos en una auténtica guerra en nuestro país. Durante los primeros tres o dos meses de guerra, todo el mundo tenía mucho miedo por ello y la mayoría de la gente siempre se refugiaba en refugios y se quedaba allí durante todos los ataques aéreos. Pero ahora se ha convertido en algo habitual en la mayoría de las regiones de Ucrania.

¿Cómo te ha afectado la guerra? ¿Cómo intentas afrontar la situación?

Intento no pensar en los casos terribles que ocurren en Ucrania todos los días; siento que eso puede llevarme a la depresión. Y las cosas que sucedieron, a veces, fueron como si estuvieran en la niebla. Intento vivir mi vida de manera automática, como una máquina, y trato de encontrar algún placer en la vida diaria. Intento mantener una rutina porque ayuda a mantener la resiliencia.

¿Qué es lo que la comunidad global podría no entender o considerar plenamente al pensar en la guerra en Ucrania?

Los ucranianos ya están acostumbrados a la guerra. Incluso los terribles sonidos, los sonidos de las explosiones, ahora la gente aprende a distinguirlos, como si fuera un dron, un cohete o un ataque de la defensa aérea. Ahora la mayoría de los ucranianos pueden entenderlo por el sonido. Por ejemplo, la semana pasada hubo varios ataques en Kiev todas las noches y, gracias a Dios, todos los drones rusos fueron derribados por nuestra defensa aérea.

¿Qué espera para el futuro de Ucrania? ¿Para su gente? ¿Para usted?

Y si me preguntas sobre la esperanza, realmente espero que después de esta guerra podamos reconstruir nuestro país como un verdadero país europeo, con valores europeos, con valores humanos, con todos los derechos humanos, porque es por eso que ahora los ucranianos luchan.

Tras el devastador colapso a principios de junio de la presa de Kakhovka, en el sur de Ucrania, Rostik compartió que su ciudad natal estaba bajo el agua.

“Es muy triste. Si antes tenía la duda de si algún día podría volver a casa, ahora la única duda es si habrá un lugar al que regresar”.

Desde que comenzó la guerra en febrero de 2022, GFC ha recaudado y desembolsado entre 1 y 3 millones de dólares en fondos de emergencia a 74 organizaciones que están ayudando a niños y familias atacadas y a refugiados que huyen del país.

Mientras la guerra se prolonga, nuestros socios necesitan recursos con urgencia. Descubra cómo puede contribuir a nuestra causa. Fondo de Respuesta a Emergencias de Ucrania.