Sobre seguridad, riesgos y cuidados en tiempos de COVID-19


Por Rodrigo Barraza García

Nota del editor: este blog también está disponible en Español

Seguridad…

Como a todos, la pandemia de COVID-19 me tomó por sorpresa.

El 22 de febrero concluí una Encuentro transnacional en Tijuana, en el que niñas y adolescentes migrantes llenaron mi corazón con sus historias de lucha y resistencia. Después de este evento, viajé a Washington, DC, para participar en una increíble sesión de planificación con mis colegas de GFC. Pasamos una semana compartiendo sueños y nuevas ideas para un futuro que parecía complicado pero esperanzador.

El 8 de marzo ya estaba listo para volver a casa, a México.

Tuve mucha suerte de poder volver. Una semana después empezó el confinamiento, las dudas y las preguntas. El miedo se apoderó de mí.

Como muchos, estaba seguro de que no duraría mucho. “Será cuestión de un par de semanas, no hay de qué preocuparse”, pensé. Los días pasaban, el número de muertos aumentaba. Era hora de tomar decisiones.

Siguiendo los principios y valores fundamentales de GFC, nuestra primera decisión fue garantizar que nuestras organizaciones asociadas y las comunidades que apoyan estuvieran seguras. Nos esforzamos por servir a nuestros socios primero.

Con pasión y compromiso lanzamos un Fondo de Respuesta a Emergencias para otorgar subsidios inmediatos en efectivo a nuestros socios que atienden a niños afectados por la pandemia. Hasta el momento, hemos aprobado subsidios de emergencia por valor de $404,000 para 124 socios en todo el mundo.

[image_caption caption=”Actividades de fortalecimiento emocional para niños coordinadas por APIC UTOPIA, socio de GFC en Chimalhuacán, México. © GFC” float=”alignleft”]

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Al mismo tiempo, comenzamos a construir espacios de encuentro y de apoyo emocional tanto para nuestras parejas como para la familia de GFC. Trabajamos juntos para intentar comprender la situación y generar resiliencia, y para disfrutar de la comodidad que brinda el estar con otras personas.

Fue el momento de las “horas felices virtuales”, los “cafés virtuales”, las “noches de trivia”. Lloramos y reímos juntos. Nos ayudamos mutuamente a sanar. Sobrevivimos.

Por último, brindamos apoyo a nuestros socios para que pudieran revisar e implementar sus políticas de protección, y los ayudamos a construir y fortalecer espacios virtuales seguros para los niños durante esta crisis. Nadie podía quedarse atrás.

Riesgos…

Acostumbrados a vivir siempre en crisis, nuestros socios de base pronto empezaron a construir nuevas estrategias para trabajar en esta nueva normalidad. Poco a poco, dejaron de reaccionar y empezaron a proponer.

Comenzamos a colaborar en iniciativas presentadas por nuestros socios que trascendían la ayuda humanitaria y estaban comprometidas con la transformación y mejora de las comunidades.

[image_caption caption=”Taller de metodologías participativas facilitado por personal de GFC. © GFC” float=””]

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En México, apoyamos la construcción de una radio comunitaria para compartir información sobre la pandemia y, al mismo tiempo, fortalecer el empoderamiento juvenil y las habilidades de comunicación de niños, niñas y jóvenes.

También apoyamos la creación de huertos comunitarios que, además de contribuir a la seguridad alimentaria, fomentarán la solidaridad y fortalecerán las redes de apoyo durante y después de la pandemia.

Se crearon nuevos espacios educativos, cursos virtuales y protocolos para prevenir la violencia de género durante el confinamiento, con niños, niñas y jóvenes como protagonistas.

Además de apoyar estas iniciativas, en GFC comenzamos a trabajar en la creación de espacios de formación y agendas de aprendizaje colaborativo. Era el momento de aprovechar el momento y encontrar nuevas formas de trabajar juntos y apoyarnos mutuamente a nivel transnacional. Era el momento de proyectar y compartir nuestros sueños con el mundo.

Obviamente, la seguridad seguía siendo la prioridad, pero al mismo tiempo recordamos que teníamos que tener coraje. Si queremos hacer del mundo un lugar mejor, tenemos que... Tomar riesgos para el cambio. Es lo que hacen nuestros socios todos los días y no podíamos dejarlos solos.

Cuidado…

A medida que el confinamiento comienza a relajarse en algunas regiones del mundo y nuestros socios comienzan a reanudar sus actividades comunitarias, han surgido nuevas preguntas:

¿Cómo podemos seguir cuidándonos a medida que se reanudan las actividades? ¿Cómo podemos dejar de mirar a los demás con miedo y desconfianza? ¿Cómo luchamos por nuestro derecho a estar juntos y, al mismo tiempo, mantenernos seguros y cuidar a los demás? ¿Cómo podemos evitar que el miedo nos paralice o nos vuelva egoístas?

[image_caption caption=”Actividades de fortalecimiento emocional para niños coordinadas por APIC UTOPIA, socio de GFC en Chimalhuacán, México. © GFC” float=”alignright”]

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Aún no tenemos todas las respuestas a estas preguntas, pero en estos tiempos en los que parece prevalecer una dictadura de miedo, odio y desconfianza, estamos comprometidos con la conexión y la solidaridad, con el cuidado, la confianza y el aprendizaje mutuos. En un mundo lleno de estrés y dificultades, una cultura de entusiasmo, empatía y colaboración nos ayuda a prosperar en nuestro trabajo. Abrazamos la pasión y la amabilidad. Especialmente durante estos tiempos difíciles.

En GFC hemos aprendido que el cuidado es un derecho y un componente fundamental de la justicia social, que requiere un enfoque holístico. Al comprometernos con el cuidado colectivo, encarnamos los cambios que deseamos y esto fortalece nuestro trabajo por los derechos y la justicia.

Juntos somos fuertes.

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